"Con los pensamientos todo cuidado es poco, algunos se nos presentan con un aire de inocencia hipócrita y luego, pero ya demasiado tarde, manifiestan lo malvados que son." José Saramago

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martes, 27 de diciembre de 2016

CONSEJOS TARDÍOS Y VANOS Y NO PEDIDOS #5



Hola chaval.

Después de un tiempo recluido y en silencio, he decidido volver a escribirte. Han sido unos pocos años, demasiados para seguirte tratando como al crío que ya dejaste de ser por edad, aunque a veces te aventures en caminatas en busca de una vereda que te lleve de nuevo a la infancia, donde todo quedaba en manos de quienes tenían fortaleza suficiente para enfrentarse a tu incertidumbre.

Pequé de sigiloso y de sedentario, como tú mismo a lo largo de este tiempo en el que fuiste prisionero tras muros de los que cantan su “hospitalidad”, enmudecido por el violento atropello de de la vida, cuando tu pequeño mundo se descompuso, se acuclilló sobre el mármol y bajo la tierra.

Cautivo junto a cientos de cautivos, no recuperaste la voz hasta dejar a tu espalda las puertas que te cerraban el paso. Si aún me sigues creyendo, si en realidad has llegado alguna vez a creerme, debes saber que en pocos años cubrirás de añoranza cada reja de esas puertas. El tiempo hará en ti el milagro de conceder un valor inimaginable a las prohibiciones que te hicieron reflexivo, las negativas que te hicieron rebelde, las exigencias que te hicieron minucioso, la inflexibilidad que te hizo tolerante.

La vida te va poniendo en el camino obstáculos, un día es una piedrecita que pateas despreocupadamente, otro es un cerro escarpado y resbaladizo. Hoy saltas un hoyo, mañana debes de rodear un abismo del que ni su fondo adivinas.

En tu propia esencia se esconde el mecanismo para no sentarte a llorar al borde del desfiladero, murmurando entre dientes y lagrimones ese “¿por qué?” agonizante que apenas es pronunciado. Podrías encontrarte con un “porque sí”.

Es absurdo hacerse preguntas de las que ya conocemos las respuestas.

Escollos encontrarás cada tres pasos, cada cierto tiempo. Algunos brotan del suelo como raíces agresivas y traicioneras que pretenden sabotear tu viaje. A estas alturas he aprendido que muchos de ellos, los más dañinos, emergen de semillas plantadas por seres miserables de espíritu que son regadas por la avaricia, la retorcida envidia y por toda una variedad de andrajos morales con que se visten algunos de quienes se cruzarán por tu camino.

Otras veces son pura casualidad, como ocurre con el número cinco. ¿Qué tiene de particular? Hay quien dice que hago su trazo en sentido contrario a como se debe, pero siempre lo hice así. Lo cierto es que me resulta un engorro escribir a mano ese número. A veces hago su frente plana y alta, otras lo dejo sin ella, como a un Neandertal; algunos de mis cincos tienen la protuberancia de un buen chichón, mientras que otros parecen la radiografía de un besugo. Rara vez me sale uno perfecto, como lo imagino antes de escribirlo.

Ese cinco indigesto desde el colegio, que tantas caligrafías me costó sin éxito aparente, ese cinco bendecido en el parchís y abominable cuando debo perfilar su figura en un papel, ese cinco será recurrente en mi vida, una piedra, o cinco, en cada recodo. Casualidad o destino. Tres cincos tiene mi número del DNI. Dos cincos el número de teléfono de mi casa. Dos cincos mi número de teléfono móvil (¿teléfono móvil? ¡No concebirás la vida sin él!). El número de mi portal era el 106, pero el ayuntamiento, tal vez movido por mi inquina hacia el cinco, cambió el nombre de la calle y le otorgó el engorroso numerito.

Es inútil cuestionar los motivos de ese cambio al ayuntamiento, pero ¿y al resto de los mortales? ¿Por qué a ellos no? Ahí quiero llevarte.

PIDE EXPLICACIONES Y QUÉJATE CUANDO ES PRECISO.

Deja de imaginar motivaciones ajenas, olvida esa mala costumbre de engullir las dudas a palo seco, sin un sorbito de indisciplina que alivie los arañazos de voluntades inamovibles. Cuestiona todo aquello que no tenga sentido para ti, el sí y el no tienen matices, a menudo caminan sobre talones que esconden su debilidad precisamente bajo tus titubeos.

Hay personas con quienes resulta estéril el descomunal esfuerzo de encontrar su aprobación, de tan cebados de soberbia como deambulan sus intereses y afectos. Evita despilfarrar energías en aguas pastosas y sumérgete en aquellas cuyo fondo sea visible, pero no te dejes devorar por las primeras y forcejea, chapotea, disiente, niega, aférrate al sentido común y a la dignidad.

Una maravillosa mujer sabia te dirá dentro de unos años que es muy fácil hacer que cualquier persona te odie, pero resulta insufrible pretender que alguien te quiera cuando no está en su voluntad el hacerlo.

Entonces, ¿qué sentido tiene acallar recelos y tragar tanto sapo sin un mal gesto? Discrepa cuando no estés conforme, hazlo con la sensibilidad que gotea de tu espíritu, con la educación que atesoras, con la elocuente sinceridad que evite ese zigzagueo huidizo que te daña a ti por no dañar a los demás.

Abrázate a este consejo por las noches, entre sueños y ensueños, porque con él pueden cambiar a mejor muchas cosas. De su mano comerás más huevos fritos, podrás ir a la notaría y aparecerás en los calendarios. Ya lo entenderás.

Juan Moyano Tórtola

3 comentarios:

  1. Que gran verdad tienen tus palabras. Una vez más me dejas con la boca abierta.
    Me encanta leerte.
    Gracias.
    Te adoro, te quiero ��❤️��.

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  2. No saben lo que se pierden los demás por no tenerte tan cerquita, por no saber el corazón tan grande que tienes, y la cantidad de personas que darían por ti lo que no está escrito. Allá ellos......

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  3. Contigo a mi lado tengo mucho más de lo que podría soñar nunca. Te adoro.

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