La primavera tiene brazos de miel,
sus dedos son cuchillos,
y al caminar,
vuela.
Se lleva los moribundos fríos
a la otra orilla del tiempo
y los regresa
cada tarde.
La primavera llora pasiones remotas
y de su piel anegada
brotan sueños
juguetones.
Pasea descalza por la tierra,
por las nubes,
por la mar
templada.
La primavera retoña canciones,
rememora mil ponientes
sobre la tibia razón
olvidadiza.
Florecen los deseos en ramilletes,
rendidos al aire de abril,
y del amor llueven pétalos
al azar.
La primavera no sabe de silencios,
los nidos y el sol gritan,
las venas y el campo
verdean.
Rellena las agendas de ilusiones,
inquietas mariposas
revoloteando
la soledad.
Juan Moyano Tórtola, abril de 2013
Taller de poesía.
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