Dejo posar la mirada
sobre las huidizas tardes,
cuando el sol casi no arde,
y la luna está templada.
Veo los rebaños de nubes,
sin pastores,
tapizando el firmamento,
impregnando las aceras
con sus manos rebosantes
de vapores.
Veo pasar nubes pomposas,
marineras,
blancas como algodonales
que se tiñen de naranja
para conmover mis versos,
altaneras.
Dejo caer la mirada
entre las huidizas tardes,
cuando el sol casi no arde,
y la luna está templada.
Veo desfilar nubes huecas,
quebradizas,
cargadas de sinsabores,
empapadas de añoranzas,
desde donde mis recuerdos
se deslizan.
Veo encenderse los cielos,
florecidos,
en un jardín estrellado
derramando su memoria
entre febreros y marzos
malheridos.
Voy perdiendo la mirada
bajo las huidizas tardes,
cuando es la luna quien arde,
tras mis lágrimas heladas.
Juan Moyano Tórtola, febrero de 2013
Taller de poesía
PERO QUE BONITOOOOOO.BESOS.
ResponderEliminarGracias, Ana, cielo. Muchísimos besos, preciosa.
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