Todos somos marinos viejos cuando ya no hay velas en la tarta, ni en el barco, pero todo marino renace al amanecer de un descubrimiento, da igual que sea un continente o algo aún más valioso: una gran persona.
Tantas vidas navegando
sin tesoro que cuidar.
Soy solo un viejo marino,
de barco sin norte,
de viento sin velas,
de alma incierta.
Apenas escucho mis latidos
entre las olas del mar,
inspiro tempestades
y tempestades expiro.
Una tarde recalo frente a ti,
tus ojos brillan, radiantes,
hablan, gritan, mendigan,
llorando sonrisas.
Me miro en ellos.
Unos segundos
Unas palabras
Una certeza.
En los remolinos de tu mirada
navego valiente,
inspiro deseos,
y sueños expiro.
Amarro en tu piel,
fondeo en tu corazón,
inspiro calma,
y amor expiro.
Soy un marino nuevo,
y mi norte eres tú.
sin tesoro que cuidar.
Soy solo un viejo marino,
de barco sin norte,
de viento sin velas,
de alma incierta.
Apenas escucho mis latidos
entre las olas del mar,
inspiro tempestades
y tempestades expiro.
Una tarde recalo frente a ti,
tus ojos brillan, radiantes,
hablan, gritan, mendigan,
llorando sonrisas.
Me miro en ellos.
Unos segundos
Unas palabras
Una certeza.
En los remolinos de tu mirada
navego valiente,
inspiro deseos,
y sueños expiro.
Amarro en tu piel,
fondeo en tu corazón,
inspiro calma,
y amor expiro.
Soy un marino nuevo,
y mi norte eres tú.
Juan, marzo de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario