Desconocedor
como soy de la macroeconomía, cuando tengo noticias de las medidas de ahorro y
las presiones a las pobres Comunidades Autónomas que, no nos olvidemos, son
también estado, se me pasa por la cabeza, como una idea peregrina y temeraria,
que bastaría con que tanto en esas Comunidades Autónomas, como en
Ayuntamientos, Ministerios y demás organismos públicos, fueran los funcionarios
quienes sirviesen de apoyo al gestor. Es decir, que un ministro no precisa de
treinta asesores para dirigir un ministerio cuando tiene a todo un
funcionariado que conoce su trabajo. Fuera cargos de confianza (miles y miles)
= AHORRO
Que el
Ayuntamiento de Madrid dispone de edificios de su propiedad en una esquina sí y
en otra también es de dominio público; que tiene departamentos trabajando en
edificios alquilados que cuestan un dineral cada año, también lo es. Igual que
hacen entes públicos, ministerios y otras oficialidades. Cada mochuelo a su olivo
= AHORRO
Que el
Urdangarín, el Cachuli, el Camps, los exdirectivos de bancos rescatados que han
sido indemnizados con millones, presidentes del Supremo que se van con su chupipandi a Marbella a costa de los
presupuestos generales y demás personajillos que se merecen el artículo antes
del nombre en honor a José María "el
Tempranillo", devuelvan hasta el último euro de lo que se han
llevado a casa, y que era nuestro, de todos. Cárcel previa devolución del
dinero = AHORRO
Que se limiten
las irreflexivas ideas que generan agujeros negros en las arcas por un sentido
faraónico de la inversión pública, véase: circuito de fórmula 1 en Valencia, una
estación de AVE ‘en pleno centro’ de Guadalajara, casi donde el aire da la
vuelta, aeropuertos sin más aviones que el dibujito del panel indicador o,
simplemente, sin sentido, como uno en Ciudad Real, donde el AVE tarda menos de
una hora en llegar, y otras muchas más que se me ocurren y no pongo para no
extenderme. Pragmatismo inversor = AHORRO
Bancos que
tasaban por 40 millones pisos que no valían más de 15 y te ofrecían 50 de
préstamo para amueblarlo y cambiar de coche, con el simple aval de un tique del
Mercadona, y contando con que, de no pagarlo, se quedaban con ese piso tuyo que
ya valdría cerca de los 80 millones, y ahora se los tienen que comer con
patatas porque, codiciosillos ellos, no los sacan a la venta al precio del
mercado actual a la espera de que suban; bancos que timan a las personas
mayores con unas inversiones "tan, tan
beneficiosas" como las preferentes; bancos que van a recibir
una millonada en forma de rescate, dinero del que tú, Marijose, Pedro, Olga,
Montse, Javi, y yo, y el resto de españoles, vamos a ser garantes (o sea, paganinis en cualquier caso) de la dicha
inyección de capitales. Cada banco que se lama su herida = AHORRO
NO HAY DINERO.
Ja. Pago un IRPF superior al del año pasado, pago un IBI cada vez mayor, pago
el impuesto de basuras duplicado por obra y gracia de Gallardón, pago el
impuesto de circulación, pago a la Seguridad Social, pago las tasas municipales
por obras que el propio Ayuntamiento me obliga a ejecutar, pago dos euros con
diez céntimos por aparcar una simple hora en zona verde, amén de otros
impuestos que me imponen. Y un jamón no hay dinero, lo que no hay es formalidad,
ni sentido común, ni vergüenza a la hora de gestionar ese dinero, mi dinero,
nuestro dinero. Y tampoco exigencia de responsabilidades cuando se malgasta o,
lo que es peor, acaba en el bolsillo de quien lo gestiona.
Y como no hay
dinero (Ja), el mejor modo de obtenerlo es un escamoteo en salarios de
empleados públicos, en prevención sanitaria y, por supuesto, en prestaciones
médicas, o amontonando escolares en las aulas, cerrando hospitales,
favoreciendo el despido libre, subiendo IVA, IRPF y otros impuestos hasta la
altura de la barbilla de los trabajadores, reduciendo las prestaciones de
desempleo para incentivar a que busquen un empleo cuya creación no se fomenta (al
contrario que su destrucción). A Laponia mandaba yo a unos cuantos, en paños
menores y sin derecho a sanidad.
Menos
zarandajas, que dinero hay, solo tienen que quitárselo a los ladrones con
corbata, escurrir las cuentas suizas de quienes se lo han llevado, dejarse de
amnistías para los grandes estafadores, que quienes nos colamos en un céntimo
de la declaración nos cae la del pulpo.
Los días más
grises miro a mis hijos y me viene un escalofrío al pensar que pisamos suelo
yermo, desértico, al que habremos de arar, sembrar y regar mucho para que se
transforme en lo que queremos, en lo que nos están robando viernes a viernes. Y,
como siempre, seremos los mismos bajo el sol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario