Sobre cuadradas flores de cemento,
bajo una nube blanca desprendida,
todas mis venas fueron derretidas,
por la delgada brisa de tu aliento.
Tras las gotas noctámbulas del viento,
bebo de tu mirada sumergida
en la playa recóndita y dormida
donde nada la luz del firmamento.
Cada ocaso me brota una sonrisa
que nace de las páginas de un sueño
al roce de tu leve piel remisa.
Los ojos de tu amanecer isleño
llenan mi corazón de amable brisa
y el mundo me parece tan pequeño.
Juan Moyano Tórtola, enero 2013
Ole y ole!!, no es pasión de mujer.....¡¡pero como escribe mi chico!!.
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