Querido hijo, ya tan crecido,
apenas ha surgido de tu voz medio hombre,
dos genios te alzan sobre la prudencia,
siete días a la semana, y más.
Miras de reojo mi perfil,
dudas de cada consejo,
cuestiones cada beso,
amarras tu llanto al orgullo,
vives con pasión cada latido.
Duerme tranquilo esta noche,
mañana, al fresco de la calma,
seremos otros.
Juan, mayo de 2012,
en plena sanación de los rasguños de la rebeldía.
Me encanta, que gran verdad lo que nos escribes en este poema, que difícil es lidiar con éstas edades.
ResponderEliminarSigue alegrándonos con tus poemas.