Quise
poner en verso doce años de convivencia en el colegio, desde el primer día
hasta el último. Quise nombrar en ellos a todos y cada uno de los profesores
que habéis educado a nuestros hijos y a cada uno de quienes habéis ayudado a su
familia ante dudas y problemas. Quise, lo intenté, pero me di cuenta de que
nadie sería capaz de terminar de leer una cantidad tan desmesurada de versos.
Por eso he
optado por limitarme a dos simples sonetos, uno por cada primer día de colegio
de Iván y Carlos.
Lo que sigue
a aquellos primeros días es parte de nuestras vidas, una parte deliciosa.
Si Iván
empezó su primer día con África encabezando la fila que lo llevaba a la clase
de tres años, Paqui le abrió el mundo de las letras y los números hasta los
cinco, y lloró en una graduación llena de gorros negros de cartón hechos a
medida.
Carlos
recorrió el patio por primera vez detrás de Rosa, y fue su querida Teresa quien
le tomó la mano con dulzura y le llevó hasta las puertas de primaria,
regalándole un buen puñado de saber y de sonrisas.
Marga se
encargó con maestría y esfuerzo de la primera etapa de Iván en primaria, aunque
a Carlos lo heredó de María José ya en segundo.
Lina pasó
el testigo a Cristina en el tercero de Iván, que llegó a un cuarto curso donde
una conciliadora Concha les hacía negociar los castigos entre un hello y un good bye.
Carlos
anduvo su segundo ciclo bajo la paciente, optimista y sabia labor de Carmen
Basalo.
Los dos
últimos años de Iván en el colegio fue alentado por Conchita en los estudios
con tanta firmeza como cariño.
Joaquín
dice que sufrió a Carlos, aunque nosotros sabemos que es un modo de admitir su
aprecio y sus desvelos por él.
Y este
curso ha sido José Manuel el encargado de ampliar con serenidad los
conocimientos y el sentido de la responsabilidad de Carlos.
Todos
ellos fueron tutores de Iván o Carlos, o sus profes en alguna materia durante
estos años, aunque faltan más nombres que también han derrochando dedicación,
como María enseñándoles las primeras palabras de inglés, Nieves acercándoles la
religión, Marisol abriéndoles el camino del conocimiento,
y Manolo instruyéndoles con habilidad y gracia en los insondables misterios de
las matemáticas.
Paloma,
sonriente y cámara en ristre; Carmen, tan eficaz como amable; el señor director,
a quien ya me permito llamar Manolo, que en todos estos años ha mantenido la
puerta de su despacho siempre abierta en todos los sentidos, el literal y el de
apoyarnos en cuanto fuese preciso. Y el señor Cruz, que aun siendo el último en
esta lista, es el primero a quien cada mañana han visto nuestros hijos al
entrar en el colegio. Tal vez por eso su nombre aparece en el segundo soneto.
Doce años
juntos y doce millones de gracias por vuestra profesionalidad y humanidad,
enteramente compatibles, porque en cada logro que alcancen nuestros hijos
tenéis un pedacito de premio, pues no solo les habéis ofrecido conocimientos,
sino también contribuido a su educación como personas, como buenas personas.
Aula
1, Iván
Cruzó la puerta
Iván con breve paso,
arrastrando sus
pies desde la esquina
y el perfil del colegio se adivina
bajo el intenso azul del cielo raso.
La fila ya se mueve, sin retraso,
hacia clase derecha se encamina
al ritmo de la risa y la llantina,
veloz como los soles de un ocaso.
Las manos aferrándose en hilera,
los ojos fascinados e indecisos,
las lágrimas en azorada espera.
Al ritmo de latidos insumisos
quedamos ya de puertas hacia fuera,
quienes a entrar no tenemos permiso.
Aula
2, Carlos
De la mano de una
mañana hermosa,
pisó Carlos el patio, de inquilino,
formando en torno suyo un remolino,
luciendo una sonrisa generosa.
Navega ya esta hilera tan curiosa,
alegre expedición de peregrinos,
por popa empuja el viento del destino,
la proa rema rauda y animosa.
Tan rápido y fugaz como la luz,
irrumpen en el patio los mayores,
si no se aparta a tiempo el señor Cruz
le arrolla un escuadrón de gritadores,
ruidosos como un festejo andaluz,
inquietos cual rebaño sin pastores.
Juan , junio de
2012
JUAN,SIN PALABRAS,DIME YA DE UNA VEZ ,CUANDO SALE TU LIBRO,LO COMPRO LA PRIMERA...MUAKIS...Y GRACIAS POR DARNOS ESTE ,TU ARTE...MUAKIS.ANA,BARROSO.
ResponderEliminarme encantaaaaa
ResponderEliminarGracias bonita, es que tú has vivido esa época, los mismos actores, los mismos cursos, igual de implicada en todo, ¿a que sí? Un besazo.
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